La verdad es mucho más amplia que la lógica, porque la lógica no es más que un sistema cerrado dentro de la verdad universal. Nuestro problema no está en que nos guiemos por la lógica, sino en que sólo confiemos en la lógica, en que vivamos y pensemos agarrados exclusivamente a la lógica, sin salir jamás de su círculo.
Es esa limitación de nuestra mente la perjudicial; no la lógica en si. Si no hubiera lógica, no habría comunicación concreta posible. En este sentido la lógica es buena y necesaria. El mal está en que al investigar acerca de lo impersonal nos movamos también limitados dentro del círculo de la lógica. Entonces la lógica aparece como un obstáculo para un conocimiento de tipo superior. Y hay que aprender a neutralizarla; no por puro afán de negación, sino como un paso necesario para percibir directamente lo que en cada uno de nosotros hay detrás de la lógica.