Una de las claves de nuestra cultura es comprender que los actores principales pueden cambiar, pero los secundarios son siempre los mismos.
Las estrellas caben en los dedos de una mano, y los satélites se cuentan a montones.
¿Qué sería del sol sin el sistema solar?
Lo importante no es el sol en sí, sino a quien alumbra o mantiene.
Por eso a su alrededor está la vida en su verdadera expresión.
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